Cine de autor | “La Strada”, de Fellini

la-strada

Hay películas que pueden salvar una vida. José Luis Garci en su célebre (y tristemente cancelado) ¡Qué grande es el cine! se refirió de esta forma a El hombre tranquilo de John Ford. Y tenía razón. Existen películas, libros o discos que salvan vidas a diario. Es una de las facetas del arte. Y no nos referimos a que eviten suicidios, sino a que logran plasmar un instante de vida. Para la eternidad. La Strada es uno de esos monumentos vitales que permanecen inalterables con el paso del tiempo. Para que cualquier espectador encuentre su salvación. En cualquier momento.

“Hacía tiempo que quería hacer una película para Giuletta Masina“, dijo Federico Fellini en relación a La Strada. El personaje que interpreta Masina es el eje en torno al que gira esta historia. Una chica joven e ingenua (más que ingenua), que se ve, de la noche a la mañana, a lomos de la moto-casa de Zampanò. Anthony Quinn interpreta a un artista ambulante que vaga por los pueblos de Italia exhibiendo su fortaleza.

Estamos en 1954. Fellini, con una gran trayectoria como guionista y colaborador de grandes nombres del cine italiano como Rossellini, solo lleva un puñado de película como director. En 1953 estrena con éxito Los inútiles, una cinta que bebe del neorrealismo pero que aplica buenas dosis autobiográficas y en la que ya se exponen algunos de los elementos básicos del estilo Fellini.

la-strada2

Acto seguido se pone a trabajar en su nuevo proyecto. El cine italiano se encuentra en un momento de gloria. El neorrealismo está plenamente asentado y las cintas llegadas de Italia son seguidas en todo el planeta. Incluso la orgullosa Hollywood no las pierde de viste. Fellini, junto a Ennio Flaiano y Tullio Pinelli, dos colaboradores habituales, escribe el guión para Masina… Una muestra de la pujanza del cine italiano es que logran incluir en el proyecto a un actor de renombre como Anthony Quinn.

Con solo 34 años, el cineasta de Rimini estrena La Strada. Es el colofón del neorrealismo italiano filtrado a través del lirismo visual de Fellini. El personaje de Gelsomina se convertirá en un referente para la historia del cine: una mujer desamparada, bondadosa y pura que mira la vida con los ojos prístinos. El ser humano antes del pecado, la ingenuidad antes de la corrupción. Pero Gelsomina, a pesar de sus mermas intelectuales, comienza a sufrir al lado de Zampanò, que representa la otra cara de la moneda: el hombre pragmático, embrutecido, machista, incapaz de mostrar sus verdaderos sentimientos. El personaje de Quinn ha dejado por el camino su sensibilidad. El sentimentalismo y la mansedumbre no son buenos compañeros de viaje si vives en la calle. O si vives, en general.

fellini-masina-oscar-la-strada

La vida de esta pareja cambia cuando hace acto de presencia Il Matto (Richard Basehart, también presente en Il Bidone o Los jueves, milagro de Berlanga). El funambulista burlón hará sonreír de nuevo a Gelsomina. Pero no a Zampanò…

La Strada es un clásico incontestable. Pocos años más tarde, Fellini completaría esta fase de su trayectoria con la maravillosa Las noches de Cabiria, otro monumento de valor incalculable. La Strada no pasó desapercibida al otro lado del Atlántico, llevándose el Oscar a la mejor película extranjera. En Europa logró el León de plata en Venecia.

A pesar de su tendencia a la sobreactuación, Giulietta Masina convirtió a Gelsomina en un personaje arquetípico. Muchos se han inspirado de forma más o menos directa en él. Quinn también bordaría su papel de cordero con piel de lobo. Nino Rotta entregaría una partitura inolvidable y Fellini se convertía en la máxima referencia del cine italiano.

Todo en esta vida tiene un propósito. Hasta esta piedra … No, no sé cuál es el propósito de esta piedra. Pero debe tener uno. Porque si esta piedra no tiene un propósito, entonces nada tiene sentido. Ni las estrellas. Y tú también. Tú también tienes un propósito.

Y nosotros también tenemos un propósito. No olvidarnos del buen cine