Crítica: “+1 (Plus One)”

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Celos…

¿Alegoría sobre el abuso de las drogas? ¿Relato filosófico sobre la juventud, el paso del tiempo y las segundas oportunidades? ¿Homenaje a algunas películas míticas de ciencia ficción? ¿O potingue indigesto? Cuando al terminar una película, varios espectadores difieren en sus apreciaciones o, más aun, cuando el mismo espectador duda y reflexiona sobre lo que acaba de ver, suele ser buena señal. +1 (Plus One) es una de esas cintas que invita al debate. Y no es poco, tratándose de un proyecto especialmente diseñado para el consumo juvenil.

Recientemente hemos podido ver una película española también dirigida al público más joven. Afterparty y +1 tienen un punto en común: hay un fiestón. Sin embargo, la cinta dirigida por el griego Dennis Iliadis (La última casa a la izquierda) tiene ambición. Quiere ofrecer algo diferente. Y es ahí donde ambos proyectos toman rumbos diferentes.

+1 parte de un largo plano de una flor que se asemeja a unos labios o al órgano reproductor femenino. Tomamos posiciones. El protagonista va al encuentro de su chica con un ramo de rosas. Pero algo sucede que les separa. Esa noche se celebra una fiesta en una gran mansión. Los amigos protagonistas acuden a ella mientras algo raro sucede en el cielo. +1 empieza despertar intriga.

La fiesta se sucede y los chavales se dispersan por la casa. Uno está empeñado en recuperar a su chica. Otro solo quiere ligar. Y la freak del grupo deambula sin rumbo. Mientras tanto, el consumo de alcohol y otras sustancias crece entre los asistentes. Y un camello que no tenía invitación para la fiesta empieza a tener alucinaciones.

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“Vaya pasada de luz”

+1 logra inquietar a lo largo de casi todo el metraje. Bill Gullo, el guionista de la película, toma una buena decisión: la esencia de la historia permanece en penumbra hasta la mitad de la cinta. No sabemos muy bien qué pasa. Pero algo pasa. A cambio vemos pasear de un lado a otro a los protagonistas y también empezamos a impacientarnos.

Y cuando el meollo del asunto sale a la luz, nos vienen a la cabeza dos películas: La invasión de los ladrones de cuerpos  y Primer. La cinta de Don Siegel es uno de los mejores relatos de ciencia ficción de los años 50 con interesantes interpretaciones políticas y la segunda es una joya absoluta de la ciencia ficción contemporánea. Ambas comparten con +1 la presencia de misteriosos dobles.

¿Copia? ¿Reinterpretación? ¿Homenaje? No cabe duda de que los cinéfilos más tiquismiquis pueden rechazar  la película: Una mirada displicente y un “Esto ya se hizo”. Sí, las referencias de +1 son evidentes. Pero, ¿quién no ha?

Mientras la película se aproxima a su final, comienzan los verdaderos problemas. Pero es uno de los eternas dificultades del cine (o de cualquier narración). “¿Cómo termino esto?” +1 combina escenas sugerentes (especialmente una que comparte la pareja protagonista al lado del escenario) con alguna que raya la ridiculez (hay dos o tres para elegir). Y así llegamos al desenlace, previsible pero necesario para dar un poco de sensatez al relato.

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“¿Quién soy yo?”

Si no escarbamos la superficie de +1 (Plus One) podríamos definirla como una película de fiestones con  arrugado envoltorio de ciencia ficción. Pero la historia, a nuestro juicio, da para más. Especialmente sugerente (y original) resulta la actitud del protagonista a lo largo de toda la noche. Un anti-héroe enamorado pero mezquino con un solo objetivo: sacar partido de la situación.  El amor, tiene estas cosas, es capaz también de sacar lo peor de cada uno. Por el contrario, la historia de otro de los protagonistas es prescindible.

Si La invasión de los ladrones de cuerpos se interpretó como un alegoría de los peligros del comunismo (o de los peligros de la actitud del pueblo estadounidense ante lo desconocido), ¿cómo interpretamos +1? La juventud, sus miedos y sus anhelos, la lucha por construir una identidad, el hedonismo desatado, son el reverso de la historia. Y la fragilidad de las relaciones sentimentales, en las que una frase puede marcar la diferencia entre el sí y el no.

Lo Mejor: Parte de premisas conocidas, pero ofrece algo sugerente.  Cierto cariz reflexivo de la historia. La escena de Teddy y la rubia no tiene desperdicio.

Lo Peor: Ciertas escenas son casi ridículas y perjudican el resultado final. ¿Esto ya se hizo?

2 Comments

  1. Diego Paredes octubre 5, 2013