Crítica | “Locke”

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Para los que consideran la originalidad como uno de los valores más importantes en una propuesta cinematográfica, Locke es una película recomendable. No hemos visto nada igual, parecido sí, pero no planteado de esta forma. Son muchas las películas, especialmente dentro del cine independiente, que tratan de extraer el mayor rendimiento a los mínimos recursos: pocos actores, pocos escenarios, una historia en tiempo real, etc. Locke sigue esta línea. Si no queréis saber de qué va la peli, saltaros la próxima frase: en Locke solo existe la presencia física de un actor (Tom Hardy), un escenario (su coche) y la película transcurre en un viaje en carretera de 85 minutos de duración.

Vista así, la película debería ser aburrida. Bueno, pues no lo es. Entretiene y mantiene bastante bien la tensión, aunque al final uno se cansa de tanta llamada telefónica. Eso, también. Es evidente que una cinta de esta clase gira en torno a dos elementos principales: el actor y el guión. Tom Hardy (Origen, El caballero oscuro: la leyenda renace y pronto en la revisión de la saga Mad Max) sostiene sobre sus hombros toda la película, demostrando manejar muy bien la psicología de su personaje: un hombre que lucha por no perder la cabeza y hacer lo correcto cuando toda su vida se desmorona a su alrededor.

El otro gran pilar de Locke es su guión. Steven Knight afronta su segunda película como director aunque ya conocíamos sus habilidades con la pluma gracias a cintas como Promesas del Este. Al parecer, Knight se ocupará de World War Z 2 dirigida por J.A. Bayona y tiene además varias películas completadas. Pero Locke ha sido un experimento en su carrera. Knight ha querido probarse, comprobar si era capaz de construir un relato eficaz con los mínimos elementos. ¿Lo ha logrado?

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Locke podría haber sido un ladrón, un asesino en plena huida, un mafioso… Pero no, solo es un hombre normal, que se encuentra en una fase decisiva de su carrera laboral, pero que, por cosas del azar, debe atender una responsabilidad imprevista. Es en este aspecto en el que Knight se la juega y demuestra su ambición. No solo es una película mínima, sino que además la historia es corriente. No hay un cadáver en el maletero, ni Locke porta un bolsa con un millón de dólares, ni han secuestrado a su mujer. El protagonista tan solo lucha por hacer lo correcto. Locke también se pone a prueba. ¿Seré capaz de mantener la calma y hacer lo que debo cuando todo parece irse a pique? (Es una pregunta que nos hacemos muchas veces en la vida, por eso es fácil empatizar con este hombre).

La construcción del personaje es un arma de doble filo para la película: se trata un tipo responsable que intenta gestionar adecuadamente una irresponsabilidad. Locke asume su penitencia con estoicismo. Pero su carácter es tan potente, tan estoico, que agota. O dicho de otra forma, termina resultando un poco inverosímil. Por eso, sus extrañas conversaciones al retrovisor son tan necesarias. Este tipo, puede estallar en cualquier momento, pero tiene un objetivo: no hundirse aunque pinten bastos.

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Locke es un thriller muy original y bastante efectivo porque, además de apurar al máximo la economía de medios, ofrece una historia corriente protagonizada por un tipo corriente manteniendo el interés del espectador. El único pero es que la fórmula, a nuestro juicio, languidece en la fase final de la película. Es decir, al final te hartas de las llamaditas. Por suerte, Knight sabe terminar su historia de forma eficaz con una última escena necesaria.

Lo Mejor: original, tanto en su planteamiento como en su historia.

Lo Peor: me cansé de las llamadas un poco antes que el personaje.