Crítica: “Los amantes pasajeros”

Si preguntamos en cualquier lugar del mundo el nombre de un director de cine español, seguro que la respuesta en un noventa por ciento de los casos será “Pedro Almodóvar”. El manchego viene representando desde hace años al cine de autor patrio, e incluso es referente del cine europeo. No es para menos, ya que nuestro querido Pedro lleva tres décadas fiel a un estilo, manteniendo un nivel cinematográfico que no se resiente ni se desgasta. Nunca ha sucumbido a tentaciones venidas desde Hollywood, ya que le gusta coger la cámara y hacer lo que le viene en gana. Lo que le pide el cuerpo. Sus películas rezuman tanta frescura como el primer día. Disfruta con lo que hace y nos hace disfrutar a todos. No se me ocurre un piropo mejor para un cineasta. Sin duda el cine de Almodóvar es un género en sí mismo, pero dentro de este global hay pequeños subgéneros, como es el caso que hoy nos ocupa: “Los amantes pasajeros”, una comedia “almodovariana”.

Veinte años han pasado desde que el director firmase su última cinta calificable como comedia pura.Desde la historia de aquella risueña maquilladora interpretada por Veronica Forqué y llamada “Kika” (allá por 1993), el director manchego siempre ha dejado trazos de humor en sus cintas, pero no se puede hablar de “comedia” con todas sus letras. Lo más cercano seguramente fuese la magnífica “Volver”, pero siempre lejos de clásicos del humor ácido como “Mujeres al borde de un ataque de nervios”. Con “Los amantes pasajeros”, Almodóvar tira de humor y mala baba en un guión sin grandes aspiraciones más allá de divertirse. De ahí se derivan las mayores bondades del filme. Hay una sensación de “buen rollo” que hace fluir como el agua la primera mitad de los noventa minutos de metraje. Chistes sencillos, situaciones cómicas que funcionan y actores cómodos en sus papeles provocarán las carcajadas de toda la sala de cine. El problema es que, en un momento dado, la falta de variedad en el planteamiento provoca que el espectador comience a cansarse.

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“Los amantes pasajeros” cuenta la historia de un variopinto y estrafalario grupo de pasajeros en un avión camino a México. Si los pasajeros resultan extravagantes, lo de la tripulación alcanza lo esperpéntico, especialmente gracias al trío de “azafatos” formado por Raúl Arévalo, Javier Cámara y Çarlos Areces. Cuando se detecta una grave avería en el tren de aterrizaje, pasajeros y tripulación empiezan a ver cercana la posibilidad de morir en el aterrizaje. Ante esta situación y aprovechando el calor del momento, todos ellos comienzan a desvelar los secretos más íntimos de sus vidas, lo que desembocará en un auténtico caos. Paralelamente a la trama en sí, el propio director mantiene un nivel aceptable mientras impera la calma entre el pasaje, pero cuando la tormenta de emociones se desata, Almodóvar pierde el pulso de la historia. Los personajes comienzan a desdibujarse. Los más misteriosos o carismáticos pierden todo su interés. Los chistes que resultaban graciosos en un principio se convierten repentinamente en repetitivos y vulgares. Todo ello provoca que el avión de la película se convierta más en una metáfora de la propia cinta más que en metáfora de la situación de nuestro país (como ha mencionado el director en algunas entrevistas).

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En todo caso, como decíamos hace unos días en referencia a la última película de Woody Allen, una película menor de Almodóvar la firmaría cualquier director como su obra maestra. Del mismo modo, si hemos dicho que los personajes se diluyen, esto no afecta a los gigantescos Carlos Areces y al piloto del avión Antonio de la Torre. Ellos llevan un ritmo distinto, impermeable a los altibajos del guión. Lo hacen en todas sus interpretaciones y esta no es una excepción. Lo mismo ocurre con Blanca Suarez, si bien en su caso resulta más sencillo por lo secundario de su personaje. Cecilia Roth, Lola Dueñas, Javier Cámara, Raúl Arévalo y el largo etcétera de grandes actores se ven arrastrados a la trampa final que resulta ser la película. En todo caso todos ellos nos dejan su propio momento memorable.

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En fin, que nuestro gran Pedro Almodóvar vuelve a la comedia sin gran acierto, como ocurría en la ya mencionada “Kika”. Aún así, sus más fervientes detractores deben guardar los cuchillos, porque Pedro siempre está en plena forma y cualquier día se saca de la manga la mejor comedia del siglo XXI. Opinen todos ustedes. La opinión es libre. Puede gustarles o no, pero no sean tan torpes como para usar adjetivos negativos y categóricos con uno de los más grandes directores que ha visto el viejo continente.

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  1. Anónimo marzo 14, 2013