El clásico de la semana: “Regreso al futuro”

Argumento: Estamos a mediados de la década de los ochenta. El joven Marty McFly (Michael J. Fox) es amigo de Doc (Christopher Lloyd), un científico al que todo el mundo toma por loco, pero que está lejos de serlo. El gran proyecto en el que Doc lleva años trabajando es el de crear una máquina que le permita viajar en el tiempo (el Delorean) y está más cerca de conseguirlo de lo que él mismo podría imaginar.

Cuando cree haber finalizado su trabajo y se dispone a probarlo con escasas perspectivas de éxito, un error fortuito hace que Marty acabe en el año 1955, poco antes de que lleguen a conocerse los que habrán de ser sus padres en el futuro. De este modo, la máquina ha funcionado, pero el problema es ahora volver a su época, para lo que tendrá que encontrar un joven Doc que le ayude.

Lo que ocurre es que nada es tan fácil cuando de viajes en el tiempo se trata. Una serie de catastróficas coincidencias han provocado que Marty impida el que debería ser el primer encuentro de sus padres, alterando irremediablemente el futuro. Marty deberá comenzar entonces una complicada carrera para conseguir que sus padres lleguen a conocerse o, de lo contrario su propia existencia se vería amenazada.

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¿Por qué tengo que verla?: Que una película sea capaz de divertirte, emocionarte y entretenerte más de cien veces debería ser argumento suficiente para ponerse frente a la pantalla y disfrutar de las aventuras de Marty McFly. Robert Zemeckis, uno de los mejores directores de los últimos treinta años (“Forrest Gump”, “Náufrago”) firma una de las películas abanderadas de toda esa generación de nacidos en los años ochenta. Imposible no emocionarse con el bueno de Marty McFly al ritmo de la famosa partitura de Alan Silvestri. Dejando a un lado el romanticismo que nos inspira la mencionada década, “Regreso al futuro” parte de un guión extremadamente brillante, que logra entrar en el complicadísimo mundo de los viajes temporales y salir airoso. No hablamos de una simple comedia adolescente. Se trata de una lección magistral de que se puede divertir, emocionar, entretener y arrasar taquillas con cine de calidad. Con buenos guiones, buenos directores y buenos actores, nada puede salir mal.

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“Nadie, ¿me oyes?; ¡Nadie me llama gallina!”

 De modo que no pierdan oportunidad de reencontrarse con Michael J. Fox y compañía en esta fantástica película y sus dos poderosas secuelas. Porque los que nacimos en los ochenta sabemos que el cine es grandioso gracias a Orson Welles, Ingmar Bergman o Akira Kurosawa, pero también que es maravillosos gracias a “Los Goonies”, “E.T.”, “El club de los cinco”, “Los Cazafantasmas” o “Regreso al futuro”

La secuencia: Es su primera prueba con la máquina del tiempo, Doc monta a su perro Einstein en el Delorean con la esperanza de que el vehículo realice el salto temporal en el momento en que alcance los 140 kilómetros por hora. El problema es que la velocidad necesaria solo puede alcanzarse unos metros antes de la posición en la que se encuentran Marty y Doc. Cuando parece inevitable la colisión, el Delorean se esfuma dejando un rastro de llamas en el suelo y una secuencia inolvidable.

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2 Comments

  1. Mary Kowalski junio 8, 2013
  2. Andrew Farrugia Jameson junio 8, 2013