“Durante una noche al año, cualquier tipo de crimen es legal”. De aquí parte la premisa de la película “The Purge: la noche de las bestias” que llega con fuerza a nuestras carteleras este fin de semana. ¿Qué harías tú si tuvieras 12 horas de libertad absoluta donde tus únicos límites los impone tu propia naturaleza: robarías, pegarías, secuestrarías, violarías, asesinarías? No, sabemos que seguirías leyendo nuestros artículos porque eres buena gente.
Y es que así, “The Purge: la noche de las bestias” pasa a convertirse en un mero entretenimiento con una fórmula demasiado manoseada. Tenemos una familia de clase media alta encabezada por una pareja cuidada y guapa como lo son Ethan Hawke y Lena Headey con dos hijos, una en edad de merecer y dar problemas y otro… bueno, dejémoslo en otro. El papá se dedica a vender sistemas de seguridad, por lo que esa noche sabe cómo prepararse bien para enfrentar la purga. Él está de acuerdo, aunque no participa y se queda con su familia. Sin embargo, se enfrenta a dos problemas: el novio gamberro de su hija que se toma muy en serio lo de dejarle las cosas claras al suegro y a la misericordia de su hijo. Es decir: si se hubiera hecho una vasectomía, esa noche podría haberla disfrutado por completo con su hermosa mujer.
El niño salva a un mendigo metiéndolo en casa porque le daba lástima y nadie más lo ayudaba, pero resulta que el hombre no viene solo: una panda de colegiales psicópatas quiere darle caza y reclama su presa amenazando a toda la familia. Ya sabemos, porque esto es así, que esos chavales van a penetrar el hogar fortificado a toda costa para brindarnos unas cuantas escenas de violencia desmesurada y muertes a mansalvas donde sólo iba a haber una noche pacífica y segura.
En “The Purge: la noche de las bestias” encontramos algunos clichés que este tipo de películas (las “home invasion” que las llaman) inevitablemente ha creado:
En cuanto a lo demás, no encontramos nada nuevo. El guión se retuerce tratando de dar giros que nos sorprendan, pero cada uno de ellos es enternecedoramente predecible y los esfuerzos de James DeMonaco se pierden por culpa de las intenciones, que se apestan a los pocos minutos con diálogos demasiado explícitos y homenaje -o refrito- de demasiadas películas que nos conocemos de pe a pa (“Perros de paja“, “La naranja mecánica”, etc.).
Aún con todo, “The Purge: la noche de las bestias” resulta entretenida y los escasos 80 minutos que dura se pasan rápido. Los primeros 50, al menos, os prometo que no los noté. Hay gente guapa, acción y psicópatas carismáticos. Si no estáis cansado de esto, quizá sea una buena apuesta. Eso sí, no esperéis reflexiones sesudas o un simulacro de lo que podría significar realmente establecer el mecanismo de purga.
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