NOTA: 5,5
Atiendan bien a las pequeñas gotas de sabiduría que les va a dejar el aquí firmante. Aún a riesgo de parecer insolente, amigas y amigos recuerden esta locución: “Las cosas siempre son lo que parecen”. De acuerdo. Se lo admito. Hay alguna que otra excepción. Si me apuran es hasta falsable, pero la asombrosa singularidad de los casos en los que nuestra regla falla la hacen prácticamente infalible. “¡Oh!¡Vaya!¡ Acabo de leer la noticia de que el presidente de la comunidad autónoma (llamémosla Mordor) podría haberse llevado una cuantiosa suma de las arcas públicas de forma fraudulenta!¡Yo no me lo creo!¡A mi me parece un hombre honrado!”. Lo lamento querido optimista. El individuo en cuestión es un chorizo, golfo, ladrón, estafador, ratero, cuatrero, mangante y un canalla en general. Fijo que ni recicla basuras (que es lo peor que se puede decir de alguien). Ni presunción de inocencia ni nada. Camina como un perro, ladra como un perro, se comporta como un perro, luego es un perro. Así de sencillo. El pelo se cae mucho en otoño, pero si tu bisabuelo, abuelo y padre lucen un glamouroso cartón, te estás quedando calvo amigo. Menos mal que el cine está para suplir la falta de intriga imperante en la vida… a veces.
Con larga experiencia tras las cámaras (magnífico cortometrajista y reputado ayudante de dirección), Jorge Dorado se enfrenta a su primer largometraje con un buen puñado de ilusión y buenas intenciones. La propuesta de un thriller psicológico cargado se suspense siempre es atractiva. En las manos adecuadas y con cierta habilidad, cintas de este estilo suelen ser un éxito garantizado. Un experto (Mark Strong) en introducirse en la mente de otras personas ha de enfrentarse a la memoria de una jovencita (Taisa Farmiga) a medio camino entra dulce y traumatizada adolescente y brillante sociópata. Esa es la premisa. Parece que, de partida los ingredientes son los necesarios para lograr un producto solvente.
¿Qué es lo que falla entonces en “Mindscape”? A otros directores les ha salido bien jugar con el mundo de los sueños y los recuerdos (que parecen estar regidos por reglas similares) sin grandes alardes narrativos. ¿Por qué a Jorge Dorado no? La respuesta es sencilla.
En cualquier caso, “Minscape” también tiene su puñado de logros, siendo el principal su clima. Mejor dicho, el clima que generan los encuentros entre Strong y Farmiga en una habitación cargada de suspense, pero donde hay algo mucho más poderoso flotando en el aire. El erotismo que desprende la joven nos atrapa poco a poco al mismo ritmo en que el protagonista lo respira. Sería inapropiado hablar del acierto interpretativo de alguno de los dos. Su fuerza radica en la unión. Cuando están juntos es cuando la cinta alcanza sus puntos álgidos.
Ustedes llegan a su cine habitual. Lanzan una rápida mirada a la cartelera. Se encuentran con “Mindscape”. Les resultará entretenida y, por momentos atractiva. Lo que ocurre es que durante la mayor parte del tiempo tendrán la sensación de que esa canción ya la han escuchado demasiadas veces, porque “Mindscape” es un thriller psicológico ciertamente convencional. Dicho de otra forma “Mindscape” es exactamente lo que parece.
Héctor Fernández Cachón
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