Acaba de obtener la nacionalidad estadounidense, pero ya quieren echarla. Emily Blunt lleva años demostrando su talento ante las cámaras. Cintas como “El Diablo viste de Prada”, “La pesca del salmón en Yemen”, “Looper”, “Al filo del mañana” o “Into the Woods” han aupado a la interprete a la cumbre de una industria que la adora. De hecho, no tardará en volver a pasearse por las carteleras con la esperadísima “Sicario”, de Denis Villeneuve (“Prisoners”). Lo que no esperaba es el incendio que ha provocado con sus recientes palabras.
Lo cierto es que la actriz ya se ganaba un buen número de miradas recelosas al ser preguntada por su nueva condición de estadounidense y bromear respondiendo que le gustaba más ser británica. Pero el problema se disparaba un comentario realizado durante el Festival de Cine de Toronto. “Esa noche, la noche en la que vimos el debate del partido Republicano pensé: `Este ha sido un error terrible, ¿qué he hecho?´“, blomeaba la actriz en palabras para The Hollywood Reporter.
Pese a que el tono utilizado por Emily Blunt era evidentemente cómico y a la sonrisa con la que acompañaba todo, diversos medios de comunicación se lanzaban contra la intérprete. de hecho, en programas como Fox & Friends no se lo pensaban dos veces a la hora de invitarla a volver a su país. Del mismo modo señalaban que la mitad de la población se lo pensaría dos veces antes de acudir a las salas de cine en las que se proyectasen sus películas. Cara le ha salido la broma a la buena de Emily.
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