Parece que el público ha empezado a perder la paciencia. Cierto es The Walking Dead es una serie sensacional, pero a veces se la acusa de cierta falta de ritmo o de meter demasiados capítulos irrelevantes en su desarrollo. Hasta ahora, muchos eran los seguidores que habían mantenido su fidelidad a pesar de esos detalles, pero lo cierto es que las enormes expectativas que existían alrededor de la sétima temporada y su decepcionante tempo han terminado por afectar a los índices de la ficción zombi.
La guerra contra los Salvadores de Negan no ha sido suficiente para reflotar las audiencias. Cuando el público se va, poco se puede hacer para conseguir su regreso. Tal y como se ha hecho oficial, el midseason finale de la octava temporada de The Walking Dead tenía que conformarse con un desastroso dato de 7,9 millones de espectadores. La serie firmaba su peor dato para un capítulo de parón de mitad de temporada desde 2011, cuando la segunda temporada de la serie lograba 6,6 millones de espectadores. La diferencia con aquellos días es que aquel dato se convertía en uno de los mejores de The Walking Dead, ya que la serie se encontraba en clara tendencia alcista.
A día de hoy sorprende ver semejante caída en una ficción que, hace poco más de una año, estaba firmando datos cercanos a los 20 millones de espectadores. Parece que el tiempo de The Walking Dead llega a si fin.
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