Estaba llamada a convertirse en uno de los grandes éxitos del verano, pero tiene pinta de que se quedará muy lejos de ello. Y es que, a la vista de los antecedentes, Fast & Furious: Hobbs & Shaw debía petarlo a lo bestia. No en vano, las últimas cintas de la motorizada saga lo habían conseguido de especial forma con cifras a las que el esperado spin-off no se acercará ni de lejos.
Más de 1.500 millones y más de 1.200. Con esas cifras, cualquiera podría pensar que los sensacionales personajes de Hobbs (Dwayne Johnson) y Shaw (Jason Statham) iban a hacer saltar la banca el fin de semana de su estreno. Nada más lejos de la realidad. La cinta se hacía con la primera posición de la taquilla de Estados Unidos, pero quedándose muy lejos de las mejores previsiones. 60 millones de dólares eran escaso botín. A ellos se sumaban otros 120 a nivel mundial para un total de 180 millones.
Hobbs & Shaw dista mucho de ser una película barata. La inversión es de 200 millones (Más unos 80 en distribución y publicidad). Así, con unas previsiones finales que ahora apuntan a los 500 millones totales, lo cierto es que el margen de beneficios de Universal será realmente pobre para lo esperado. Gran decepción.
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