Tenía toda la pinta de convertirse en uno de los grandes éxitos del verano, pero nada más lejos de la realidad. A pesar de partir con serias opciones de arrasar las taquillas de medio mundo, Fast & Furious: Hobbs & Shaw ha terminado convertida en una enorme decepción. Y es que ya no es el hecho de haberse quedado lejos de las taquillas de las dos últimas entregas de la motorizada saga (por encima de 1.500 y de 1.200 millones respectivamente), sino que estamos ante la recaudación más pobre desde Tokyo Race, aquella tercera entrega en la que no aparecía ninguno de los personajes principales de la saga.
Efectivamente, cuando ya va camino de su tercera semana en cartelera y con una vida comercial cercana a agotarse, el primer spin-off de la saga Fast & Furious ronda los 350 millones de dólares en taquilla, lo que se antoja una cifra bastante pobre para un filme cuyo coste se iba hasta los 200 millones en producción (más otros 80 en distribución y publicidad).
Así las cosas, a día de hoy no se espera que la cinta pueda ir mas allá de los 500 millones de dólares en total, una auténtica decepción.
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