Nadie esperaba que las cosas salieran así. Cuando parecía que no tendríamos más Rambo, nuestro queridísimo Sylvester Stallone sorprendía con el anuncio de Rambo: Last Blood, una cinta con aires de western y que prometía ser la perfecta despedida para uno de los más ilustres personajes de la historia del cine. Desgraciadamente, la cosa no salió como se esperaba.
Ni un ápice de piedad entre la crítica. Rambo: Last Blood era machacada sin miramiento por la prensa especializada. Eso sí, la esperanza en que el público rescatase al viejo John seguía sobre la mesa. Poco podíamos imaginar que los espectadores le darían la puntilla. Y es que, tras una inversión de 50 millones en producción (otros 30 en distribución y publicidad), Rambo: Last Blood ha empezado a dar síntomas de agotamiento demasiado pronto.
Son solo 46 millones de dólares los amasados alrededor de todo el planeta. El filme no llegará ni por asomo a los 113 millones de la anterior entrega. De hecho, difícilmente sobrepasará los 70, cerrando su andadura con claras pérdidas. Problemas para John.
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