Con ese humor negro, irreverente y salvaje, a veces se nos olvida todo lo que puede llegar a molar Ricky Gervais. El tipo es puro talento, lo que queda demostrado cada vez que se sube a un proyecto. Algo que ya había quedado más que claro con la primera temporada de After Life, pero que ahora se ha disparado a lo grande.
Tony llevaba una vida perfecta. Pero tras el repentino fallecimiento de su esposa, en vez de suicidarse decide llevar al límite lo que se puede o no hacer y empieza a hacer y decir todo lo que le da la gana. Algo que será complicado cuando todo el mundo decide intentar salvar a la buena persona que conocían.
Seguramente, After Life sea una de las mejores apuestas de la parrilla de Netflix. Con capítulos de solo treinta minutos, la serie es capaz de arrancarnos carcajadas al mismo tiempo que nos ofrece momentos de lo más emotivos. Una fórmula que vuelve a funcionar en esta sensacional tanda de episodios
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