Ha sido el único fracaso económico de la historia de Star Wars hasta la fecha. A mediados de 2018, el segundo spin-off intergaláctico de Disney aterrizaba en la gran pantalla. el personaje de Han Solo era la estrella, solo que Harrison Ford no era el que le prestaba rostro. Alden Ehrenreich se metía en la piel de la versión joven de uno de los personajes más famosos de la historia del cine. Sin embargo, las cosas no resultaban como cabía esperar.
Han Solo: Una historia de Star Wars se dejaba 275 millones en producción. El despido de los directores y la necesidad de ampliar el rodaje durante seis semanas, rehaciendo parte de la película, provocaba que el presupuesto se disparase. A eso se añadían otros 130 en distribución y publicidad. Un pastizal invertido para recaudar unos pobres 390 millones de dólares. No solo era la primera vez que una cinta de Star Wars se alejaba de los 1.000 millones en taquilla, sino que encima arrojaba pérdidas.
Cierto es que la cinta no era una maravilla, pero tampoco estaba mal. Además, la historia terminaba con un sorprendente giro por cortesía del personaje de Emilia Clarke y el inesperado regreso de un clásico de la saga como Darth Maul. Así, no son pocos los fans que están pidiendo una secuela. De hecho, Alden Ehrenreich firmó un contrato de tres películas con Disney y el director Ron Howard siempre ha mantenido una puerta abierta a futuras entregas. Veremos si el proyecto entra en los planes de futuro de Disney…
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