Es curioso como nuestra percepción puede no ajustarse a la realidad. En el año 2013, la carrera de nuestro queridísimo M. Night Shyamalan tocaba fondo. Pese a contar con Will Smith, uno de los actores más queridos del planeta, After Earth se llevaba palos por doquier. Y es que la cinta resultaba un auténtico desastre, en buena parte por la falta de pegada de Jaden Smith y por una historia que tenía más de videojuego que de otra cosa.
Evidentemente, cualquier recordatorio de After Earth por parte del público lleva a pensar en una película desastrosa, masacrada por la crítica y centro de infinitos artículos y comentarios despreciativos. Un fracaso en toda regla que, sin embargo, no fue tal a la hora de hablar de lo económico.
Ni más ni menos que 150 millones de dólares se dejaba M. Night Shyamalan en el desarrollo del filme. Sin embargo, la taquilla devolvía unos sorprendentes 243,8 millones de dólares, lo que servía para compensar el elevado coste de la película y para generar algún que otro beneficio. Habríamos apostado a que After Earth se convirtió en una enorme pérdida de dinero, pero hay que decir que ese terreno fue el único en el que su resultado fue aceptable.
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