Renfield
Cuando Nicolas Cage se deja caer por la gran pantalla nunca se sabe lo que puede ocurrir. Desde hace años, tres de cada cuatro películas que hacen son auténticas infamias, pero cuando vuelve a convertirse en epicentro de todas las bromas del sector resulta que el bueno de Nic se saca de la manga una maravilla. Y su Drácula de Renfield es el último y mejor ejemplo de ello.
El tipo más imprevisible de toda la industria ha vuelto a hacerlo. Sin que nadie lo viese venir, resulta que Renfield es de las películas más divertidas que hemos visto mucho tiempo. Irreverente a lo grande y sin escatimar en terror, la comedia que impregna cada minuto de la cinta hace que todo resulte memorable. Nicholas Hoult y Awkwafina están geniales, pero lo del Drácula de Nicolas Cage es para escribir poesías. Una trastada de trabajo que no podría gustarnos más.
Como su propio nombre indica, la película nos acerca a la historia de ese secundario tan emblemático de la obra de Bram Stoker llamado Renfield. De hecho, es el abnegado asistente del mismísimo Conde Drácula. Su trabajo no es otro que el de procurarle víctimas a su amo, pero también hacer todo aquello que le mande, sin importar lo inmoral que pueda llegar a ser la orden. Lo que pasa es que, después de muchos siglos de servidumbre, Renfield quiere iniciar una nueva vida al margen de Drácula. Lo malo es que no sabe cómo terminar con esa relación de dependencia. Este próximo viernes 14 de agosto, en cines.
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