Marvel Studios: “Están agotados, no tienen nada nuevo”

El universo Marvel vuelve a tener a su propio supervillano… solo que esta vez, viene del mismo Olimpo creativo que lo vio nacer. Rob Liefeld, el creador de Deadpool y Cable, ha encendido la mecha con una serie de declaraciones explosivas que, como era de esperar, han sacudido a los fans y levantado ampollas en las oficinas de Marvel Studios.

Desde sus redes sociales, Liefeld no se anduvo con rodeos. Arremetió sin piedad contra tres pesos pesados del estudio: Dan Buckley, David Bogart y David Gabriel. Afirmó que están “gastados, sin ideas y sin ningún movimiento nuevo”. Y por si quedaba alguna duda de que hablaba en serio, añadió que “hay que empezar de cero”. Así, como quien decide resetear su router porque ya no carga Netflix.

¿Por qué importa lo que dice Liefeld? Porque no es cualquier fan decepcionado. Es una figura clave en la historia moderna del cómic. Fundador de Image Comics, fue uno de los que se rebelaron contra el poder absoluto de las editoriales en los 90. Y además, su creación más famosa, Deadpool, sigue siendo uno de los pocos puntos calientes del MCU actual. ¿Quién puede ignorar la opinión de alguien cuyos personajes siguen generando millones?

La reciente ‘Deadpool & Wolverine’ trajo de vuelta a Ryan Reynolds y Hugh Jackman en un festival de referencias, humor negro y puñetazos a la cuarta pared. Fue un respiro para el MCU, que venía tambaleándose con proyectos que no acababan de despegar. Pero Liefeld, en lugar de subirse al tren del éxito, decidió disparar contra la locomotora.

El dibujante denuncia una “mala gestión del talento” y un modelo editorial que vive de repetir fórmulas. Según él, el motor creativo de Marvel está gripado. Y aunque parezca exagerado, la historia reciente le da algo de razón: títulos como The Marvels o Ant-Man and the Wasp: Quantumania han dejado más bostezos que aplausos.

Liefeld se presenta como un defensor acérrimo de la libertad creativa. No solo porque fundó un sello que rompía con la lógica empresarial de las grandes casas, sino porque sus personajes —especialmente Deadpool— representan justo lo contrario al control corporativo: caos, sátira y anarquía narrativa.

Así que no, no estamos ante una rabieta más de un artista olvidado. Rob Liefeld no ha desaparecido. De hecho, sigue generando ingresos gracias a Marvel, aunque trabaje desde fuera. Y quizás por eso su ataque tiene más filo. No es un rechazo por despecho, es una acusación desde la cima.

La pregunta ahora es: ¿escuchará Marvel a uno de sus hijos pródigos o lo considerará un simple rebelde sin causa? Porque si algo ha demostrado Liefeld en tres décadas, es que no le interesa callar ni quedar bien. Y eso, en un panorama donde todo parece hecho por comité, es casi… revolucionario.

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