Si la película original de Chris Sanders y Dean DeBlois fue una bomba emocional disfrazada de comedia extraterrestre, el remake en carne, hueso y CGI parece haber aterrizado con el mismo caos con el que Stitch llega a Hawái: unos lo aman, otros quieren devolverlo al espacio.
Por un lado, medios como Paste Magazine y IGN no escatiman elogios: “tiene un reparto increíble”, dice Amy Amatangelo, mientras que Eric Goldman asegura que “amplifica el núcleo emocional de forma conmovedora”. Hasta afirma que le hizo llorar, lo cual, en tiempos de cinismo cinéfilo, es casi una declaración política.
Time Out lanza otra flor: “uno de los mejores remakes de acción real de Disney”, con reminiscencias de las pelis de Amblin de los 80. Pero no hay unanimidad, porque en la otra esquina, publicaciones como The Guardian y The Independent la tachan de “monstruosidad” y “farsa”. Según Clarisse Loughrey, el Stitch digital es tan “soso” como fácil de vender en merchandising, y lo acusa de haber sido despojado de la sátira y el encanto del original.
En medio, como siempre, hay quien intenta encontrar el equilibrio. Para Variety, la cinta “mantiene la esencia, pero ha perdido su sentido anárquico”, mientras que USA Today se apunta a la filosofía Stitch: “Está rota, pero sigue siendo buena”. ¿Y qué dice Empire? Que es “una pálida imitación” que no puede ser mala porque se parece demasiado a una gran película. Más que crítica, eso suena a secuestro emocional.
Pero si algo queda claro es que este remake no se contenta con repetir plano a plano. Hay cambios —“arbitrarios pero inofensivos”, apunta The Wrap— y también una mayor profundización emocional, como destaca Entertainment Weekly: el dolor de Lilo y Nani se explora con más matices, dándole una “gloriosa riqueza” al conjunto. Claro, que todo eso depende de si uno compra la premisa de que los remakes pueden tener alma propia.
Y si eres de los que se preguntan “¿realmente era necesario?”, la respuesta es tan previsible como el catálogo de Disney+: no, pero ya que está hecho, no es el peor crimen cinematográfico del año. Algunos incluso se atreven a decir que supera a la original, como Maureen Lee Lenker. Otros, como AV Club, preferirían fingir que nunca existió.
Lo que sí parece haber conquistado al público más exigente —los niños de entre 7 y 11 años— es el carisma del nuevo Stitch. Al menos, según la crítica de Paste Magazine: “Mi hijo de 10 años le da un 10 sobre 10”. Si eso no es una puntuación definitiva, ya nada lo es.