Crítica de Superman 2025. Un superhéroe muy humano

¡Coge tu capa, ajusta esas gafas de reportero y súbete al techo del Daily Planet, que tenemos noticia! Porque sí, Superman ha vuelto. Y no, no es Henry Cavill en modo intenso ni Brandon Routh en clave nostálgica. Esta vez el chico de Metrópolis llega con el sello distintivo de James Gunn, y ya te adelanto que eso significa dos cosas: mucho color y algo de caos. Te cuento qué tal está Superman (2025), la primera piedra del nuevo universo cinematográfico de DC, y por qué a algunos les ha hecho volar… y a otros, estrellarse contra la luna.

Un Superman con sonrisa, músculo… y alma

Lo primero que salta a la vista es que David Corenswet ha entendido el encargo. No intenta reinventar la rueda ni hacer un Superman existencialista. Es Clark Kent de Kansas, buen chico, mirada noble, fuerza sobrehumana y un peinado que ni el viento de Smallville despeina. Y lo mejor es que transmite humanidad sin caer en la caricatura. Es un héroe que te crees, no porque gruña o destruya media ciudad, sino porque te cae bien.

La química con Rachel Brosnahan como Lois Lane es otro de los grandes aciertos. Ella está magnífica: aguda, rápida, con esa energía de reportera incansable que no necesita ser “rescatada” cada cinco minutos. La relación entre ambos, más que un accesorio romántico, es el núcleo emocional de la historia. Y sí, hay espacio para el humor, para la tensión, y hasta para momentos de ternura que no empalagan.

James Gunn suelta el freno… y casi se pasa de largo

Vamos con lo complicado. Porque esta película no es una historia de Superman al uso. Es una fiesta de bienvenida para todo un nuevo universo DC. Aparecen Hawkgirl, Mister Terrific, Green Lantern, y hasta Krypto, el perro. ¿Mola? Sí. ¿Aporta algo a la trama central? Eh… depende del momento.

Gunn se nota con ganas de construir, presentar, bromear, homenajear y salirse con la suya. Y a veces lo consigue: hay escenas memorables, planos espectaculares y momentos de puro espíritu comiquero. Pero en otras ocasiones, el guion parece una pizarra donde alguien ha escrito “¡más cosas!” en bucle.

El humor, sello de la casa Gunn, está muy presente. A veces acierta (un chiste sobre gafas y dobles identidades es oro puro), pero en otros puntos rompe el ritmo emocional, como si alguien pusiera una canción de los Looney Tunes en medio de un momento épico.

Lex Luthor: el CEO más odiado de la Tierra

En esta versión, Lex Luthor no es un loco con calvas teatrales. Es un magnate tecnológico, más Elon Musk que Gene Hackman. Y aunque la idea es interesante, el personaje no termina de despegar. Su plan es ambiguo, su presencia irregular, y para ser el gran enemigo del Hombre de Acero, le falta punch. Al final, te quedas con la sensación de que el villano real es el exceso de personajes, no Luthor.

¿Funciona?

Pues sí. Con matices. Superman (2025) es una película entretenida, luminosa y, por momentos, emocionante. Tiene alma, tiene ritmo y tiene un protagonista que puede sostener el peso de un universo entero (literal y metafóricamente). ¿Es perfecta? No. ¿Es confusa a ratos? También. Pero tiene algo que muchas películas de superhéroes han perdido por el camino: corazón.

James Gunn ha querido recordar que este héroe no necesita volverse oscuro para ser interesante. Y eso, aunque venga con ruido y cameos innecesarios, se agradece mucho.

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