Tim Burton es mucho más que un director de cine: es un creador de mundos. Su universo visual, teñido de oscuridad, melancolía y ternura, ha marcado a generaciones de espectadores y ha influido en cientos de cineastas. Hoy repasamos su trayectoria, anécdotas y los elementos que lo convierten en una figura irrepetible del séptimo arte.
De Disney al despido más célebre
Burton comenzó como ayudante de animación en Disney, participando en películas como Tod y Toby, Tron y Taron y el caldero mágico. Pero pronto quedó claro que su sensibilidad no encajaba con la casa de Mickey Mouse.
En 1984 creó Frankenweenie, un mediometraje oscuro que horrorizó a los ejecutivos de Disney, quienes lo despidieron por “desperdiciar recursos”. El tiempo le daría la revancha: en 2012 rodó con la misma compañía un remake de la historia.
Los primeros éxitos
Su primer largometraje, La gran aventura de Pee-wee (1985), fue el inicio de su colaboración eterna con Danny Elfman, el compositor inseparable de su cine. Después llegaría Beetlejuice (1988), que lo consolidó como un director con estilo propio y un pie firme en la cultura gótica.
En 1989 sorprendió con Batman, que redefinió el cine de superhéroes. Curiosamente, su primera elección para Bruce Wayne fue Willem Dafoe, un casting que habría sido tan polémico como fascinante.
Un creador de personajes icónicos
Con Eduardo Manostijeras (1990), Burton dio vida a uno de sus personajes más queridos. Antes de elegir a Johnny Depp, consideró nombres como Tom Hanks, Tom Cruise y Gary Oldman. Hoy es difícil imaginar a otro actor con las tijeras en las manos.
En paralelo, produjo Pesadilla antes de Navidad (1993), una obra que muchos creen que dirigió, pero que en realidad estuvo a cargo de Henry Selick. Aun así, la estética y la idea original son puro Burton.
Entre cromos, marcianos y novias cadáver
Mars Attacks! (1996) nació de su fascinación por unos cromos de ciencia ficción de los años 60, que sirvieron de inspiración directa para su sátira alienígena.
En 2005 estrenó La novia cadáver, codirigida con Mike Johnson, que además fue la primera incursión de Johnny Depp en el cine animado.
Su relación con los intérpretes ha sido clave: Christopher Lee fue su fetiche (apareció en cinco de sus películas), y Helena Bonham Carter, Lisa Marie y ahora Monica Bellucci han sido tanto sus musas como sus parejas creativas.
Más allá del cine
Burton también ha explorado otras artes: en 1997 publicó el libro de poesía ilustrada The Melancholy Death of Oyster Boy & Other Stories y su obra gráfica ha sido expuesta en museos como el MoMA.
Además, dibuja sus propios storyboards, asegurándose de que cada película conserve su visión personal desde el papel hasta la pantalla.
Proyectos malditos y cameos inesperados
El proyecto más famoso que nunca llegó a rodar fue Superman Lives, con Nicolas Cage como el Hombre de Acero. Un “what if” que sigue fascinando a los fans.
Y como curiosidad, Burton llegó a interpretarse a sí mismo (como un alienígena) en Men in Black 3.
El genio oscuro
Tim Burton ha construido una filmografía reconocible al instante: personajes marginados, atmósferas góticas y una ternura escondida entre sombras. Su cine nos recuerda que la diferencia puede ser hermosa, y que incluso en la oscuridad hay espacio para la poesía.