Hay películas que no solo cuentan una historia, sino que logran convertirse en un puente hacia mundos enteros. “Amadeus” (1984), dirigida por Milos Forman, es una de esas joyas raras que todavía hoy, cuatro décadas después, conserva intacta su fuerza. Para muchos, fue la puerta de entrada a Mozart, a la música clásica y a la fascinación por la figura de un genio tan brillante como incomprendido.
Con un presupuesto ajustado de 18 millones de dólares y una recaudación mundial cercana a los 90 millones, el filme no solo triunfó en taquilla, sino que arrasó en la temporada de premios: 8 premios Óscar, incluidos Mejor Película y Mejor Director, además de 4 Globos de Oro, 4 BAFTAs y un total de 40 galardones de 53 nominaciones. Una hazaña que lo consagró como un clásico instantáneo.
Salieri contra Mozart: rivalidad de ficción, admiración real
La trama se articula en torno al supuesto enfrentamiento entre Antonio Salieri (F. Murray Abraham) y Wolfgang Amadeus Mozart (Tom Hulce), presentado como un duelo de celos, resentimiento y ambición. En la vida real, sin embargo, los historiadores coinciden en que ambos músicos se respetaban mutuamente. El origen de esta versión dramatizada está en la obra teatral de Peter Shaffer, quien también firmó el guion de la película.
Forman, consciente del potencial visual de la historia, trasladó el rodaje a Praga, ciudad natal del director, donde pudo recrear con fidelidad el esplendor barroco que Viena ya no podía ofrecer. La autenticidad fue una obsesión: los trajes fueron confeccionados siguiendo patrones de época, los interiores se iluminaron solo con velas y luz natural al estilo de Kubrick en Barry Lyndon, y los actores se prepararon a fondo para dar vida a los personajes.
El reto de Tom Hulce y la risa inolvidable de Mozart
El papel de Mozart no llegó fácil. Mark Hamill, aclamado en la obra de teatro, fue descartado por Forman, que temía que el público solo viera a Luke Skywalker. Kenneth Branagh, otro finalista, tampoco encajó por no cumplir con la exigencia del director de contar con actores de acento norteamericano. Finalmente, Tom Hulce se quedó con el papel… y se entregó por completo: practicó piano seis horas diarias durante medio año antes del rodaje, y en las escenas, lo que vemos es realmente él tocando.
Su interpretación, entre la genialidad y la excentricidad, quedó marcada por la risa estridente e infantil que se convirtió en un sello icónico del personaje.
El triunfo inesperado de F. Murray Abraham
F. Murray Abraham, que originalmente se presentó al casting para un papel menor, terminó ganando el Óscar al Mejor Actor gracias a su Salieri, un personaje que hoy en día sigue generando debates y memes en internet. Su interpretación de un hombre corroído por la envidia y la impotencia ante el talento divino de Mozart sigue siendo una de las más poderosas del cine de los 80.
Un legado más grande que el cine
Más allá de los premios y la taquilla, Amadeus consiguió algo aún más valioso: reavivar el amor por la música clásica entre el gran público. Incluso figuras como Michael Jackson recomendaron verla. Su influencia fue tal que muchos redescubrieron a Mozart a través de la pantalla grande, y otros conocieron a Salieri por primera vez, transformándolo en un personaje tan fascinante como trágico.
Con los años, Forman lanzó un montaje extendido en DVD que devolvía al filme parte de las escenas eliminadas por presión de los productores. Una forma de reivindicar la visión original frente a la brevedad impuesta por la moda del videoclip en plena era MTV.
A más de 40 años de su estreno, Amadeus sigue siendo un canto al arte, a la música y a la eterna pregunta de qué hacemos los mortales frente al genio. Su título, “Amadeus”, que significa “Amor a Dios”, resume lo que la película transmite: la música como lo más cercano a lo divino.