
Al anunciarse una nueva versión de The Office, esta vez ambientada en Australia y con una jefa al mando, muchos sintieron curiosidad. ¿Podría el legendario humor incómodo y absurdo de la oficina más famosa del mundo funcionar al otro lado del planeta? Un año después, la respuesta ha llegado: Prime Video ha decidido cancelar The Office Australiatras una única temporada.
Una adaptación con buenas intenciones
La serie se estrenó en 2024 y planteaba una idea prometedora. Por primera vez, la versión de The Office tendría como protagonista a una mujer: Felicity Ward, quien interpretaba a Hannah Howard, la responsable de una sucursal de una empresa papelera que debe lidiar con empleados excéntricos, situaciones ridículas y la amenaza constante del despido.
El formato, con ocho episodios, mantenía la estructura clásica del falso documental, las miradas a cámara y ese tono de vergüenza ajena tan característico. En teoría, la fórmula seguía ahí. Sin embargo, algo no terminó de encajar.
he Office Australia se parecía demasiado a las versiones anteriores. Aunque el cambio de género en el personaje principal aportaba una nueva perspectiva, la serie parecía quedarse a medio camino entre homenaje y copia. No ofrecía una identidad propia, y eso pesó.
Por otro lado, el humor británico y estadounidense de las versiones previas no se tradujo con la misma eficacia al contexto australiano. Lo que en otras culturas funciona por contraste o incomodidad, en esta ocasión resultó forzado o predecible. Muchos espectadores sintieron que ya habían visto todo antes, solo con acento distinto.
Además, el formato documental, tan innovador en 2001, ya no sorprende igual en una era saturada de comedias de oficina, sátiras corporativas y metahumor. La competencia hoy es feroz, y para destacar hace falta algo más que reproducir un molde exitoso.
Adaptar una serie tan icónica como The Office siempre es un arma de doble filo. El público espera el mismo espíritu, pero también algo nuevo. Y ese equilibrio es difícil de lograr. La versión estadounidense, por ejemplo, consiguió redefinir el formato y crear personajes inolvidables. La australiana, en cambio, no logró salir de la sombra de sus predecesoras.
Prime Video anunció su cancelación en octubre de 2025, pese a que la serie había tenido un estreno correcto y cierta atención mediática. En la era del streaming, incluso los productos con buenas cifras pueden desaparecer si no alcanzan el impacto o la rentabilidad esperada.
El caso de The Office Australia deja varias reflexiones interesantes. Primero, que el éxito no se puede copiar: debe reinterpretarse. Segundo, que el humor es profundamente cultural, y lo que provoca carcajadas en un país puede dejar indiferente en otro. Y tercero, que los remakes deben tener una razón de ser más allá de la nostalgia.
No basta con trasladar el mismo guion a otro escenario; hace falta comprender qué hace único a ese nuevo contexto. En el fondo, el fracaso de esta adaptación no habla tanto de The Office como de cómo ha cambiado el público: más exigente, más global y menos dispuesto a conformarse con repeticiones.
La oficina australiana ha cerrado sus puertas, pero deja una enseñanza clara: las grandes ideas no siempre sobreviven al viaje. The Office seguirá siendo un referente, pero su versión australiana pasará a la historia como un recordatorio de que incluso los formatos más exitosos necesitan reinventarse para seguir vivos.