Cine de autor | “Memento” de Christopher Nolan

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“Todos necesitamos los recuerdos para saber quiénes somos.”

Alguien bebe una noche más de la cuenta. Al día siguiente, los recuerdos son borrosos o ni siquiera existen. ¿Qué ha pasado? ¿Se ha vivido esa noche si no la podemos recordar? ¿Merece la pena vivir un momento de éxtasis o plenitud si luego no vamos a poder reflexionar sobre él?

El alcohol nos hace olvidadizos, pero, a veces, somos nosotros los que, consciente o inconscientemente, omitimos algunos recuerdos… Se trata de vivir. O mejor…

“Te mientes a ti mismo para ser feliz – no hay nada de malo en ello, todos lo hacemos.”

¿Todos los hacemos? Unos más y otros menos. Mentirse a sí mismo supone muchas cosas. Para empezar es un acto que requiere de cierta destreza. Algunas personas se mienten a sí mismas con la misma facilidad con la que mienten a los demás, otros deben hacer un gran esfuerzo para ocultarse datos o hechos que les permitan seguir adelante. Porque los recuerdos pueden ser maravillosos, pero también son cargas inasumibles. Pero los recuerdos no son hechos, no es lo mismo… Leonard lo recuerda bien…

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“Los recuerdos son impresiones, no registros.”

El cerebro modifica a su gusto los hechos y los transforma en recuerdos. Han pasado muchos años y volvemos a un lugar donde pasamos nuestra niñez. Nuestra casa ya no es la misma. Esa ventana debería ser más grande. La puerta no era de ese color. ¿Y las películas? Algunas resisten el paso del tiempo. Muchas, no. Luchamos contra la nostalgia. Y nos mentimos. No nos gusta cambiar de opinión. Lo que era bueno, tiene que seguir siéndolo…

“Tú no buscas la verdad. Tú fabricas tu propia verdad.”

¿A quién le interesa realmente la verdad? Lo que nos interesa es nuestra propia verdad y todo lo externo que se asimile a ella. Si algo se aleja de nuestra verdad, es mentira. Nos pasamos la vida construyendo un complejo entramado de verdades. Si algo amenaza ese entramado, es una amenaza para nosotros mismos. Eso, no interesa. Y lo llamamos mentira.

Leonard descubre la verdad, pero no le interesa, porque tiene que seguir viviendo, porque…

“Tengo que creer en un mundo fuera de mi propia mente. Tengo que creer que mis acciones todavía tienen significando… aún cuando yo no puedo recordarlas. Tengo que creer que cuando mis ojos están cerrados, el mundo todavía continúa allí.”

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¿Cómo sería nuestra vida si no pudiésemos fijar recuerdos duraderos, si nos viésemos obligados a construir constantemente un entramado de recuerdos, de recuerdos y verdades?

Frustrante. Ante todo, frustrante. Y cuando un amigo, un Teddy cualquiera, nos enseñe una foto, y nos demuestre que vivimos en una mentira, que hemos olvidado el recuerdo fundamental, deberemos tomar una decisión.

“¿Me miento a mi mismo para ser feliz? En tu caso, Teddy, sí lo haré.”

Y seguiremos adelante, seguiremos con un objetivo, nos tatuaremos otra matrícula, perseguiremos a otro John G. Porque debemos establecer un sentido para nuestra vida, aun cuando ya no tenga ninguno. Deberemos encontrar nuestra verdad, aun cuando todo a nuestro alrededor ya solo sean mentiras.

“Siempre he pensado que la gracia de leer un libro reside en no conocer el final.”

¿Y si conocemos el final, pero no sabemos que lo conocemos? Porque, a veces, el principio es el final.

Memento, no nos acordamos de olvidarte…