Ópera prima: “π” de Darren Aronofsky

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Elegido mejor director en el festival de Sundance de 1998, Darren Aronofsky se iniciaba en el mundo del cine con un brillante largometraje. Π, Fe en el caos fue la ópera prima de un cineasta con luces y sombras, pero que ha logrado consolidarse como autor en Hollywood, asunto muy complicado y solamente reservado para aquellos artistas que, además de aportar un punto de vista personal, son capaces de atraer espectadores a la sala de cine.

Aronofsky comentó años más tarde que copió deliberadamente Cabeza Borradora, la arrolladora ópera prima de David Lynch. Y es que el joven director nacido en Nueva York solo contaba con 29 años. No dudó en fijarse en uno de sus referentes para sacar adelante un complejo guión que giraba en torno a la vida de un matemático que trabaja en el sector de los mercados financieros.

Maximilian Cohen se pasa la vida soñando con números desde su pequeña cueva-apartamento llena de cables y ordenadores. No tiene tiempo para nada más. El protagonista inicia un viaje hacia a lo más profundo de su mente que amenaza con dejarle completamente tarado. Max está a punto de descubrir un código que podría cambiar para siempre el sistema económico mundial. Pero su búsqueda no será sencilla.

Aronofsky estrenó π el mismo año que su colega Nolan hacia lo propio con Following. Dos carreras, hasta cierto punto, paralelas y con un inicio similar. El neoyorquino tampoco contó con un gran presupuesto y optó por el blanco y negro para fijar una historia ambientada en escenarios urbanos contemporáneos. Max, como el escritor de Following, vive en un pequeño cubículo enfrascado en su mundo.  Pero a diferencia de Nolan, Aronofsky muestra mayor interés por los recovecos de la mente humana y juega menos con la experimentación narrativa.

Π mezcla numerología con la Cábala judía en un relato de estética oscura y de trama compleja. Algunos expertos en la materia critican la cinta por sus irregularidades y licencias matemáticas. Pero  π no es un documental. Sus defectos provienen más bien de la falta de experiencia de un director que plantea una interesante historia pero no sabe muy bien cómo terminarla. Un defecto muy común en los cineastas noveles. No obstante, π exhibe las cualidades de un joven director que lograría consolidarse con películas como Réquiem por un sueño, El Luchador o Cisne Negro.

6 Comments

  1. Carlos Fco. Lopez abril 5, 2013
  2. Juan López agosto 27, 2013
  3. Gold Standard enero 5, 2014
  4. Gold Standard enero 5, 2014
  5. Jackman Speler Von Mises enero 5, 2014
  6. Jackman Speler Von Mises enero 5, 2014