Si decides adentrarte en un mundo postapocalíptico, más te vale hacer las cosas bien. Son muchas las cintas gloriosas que trabajan sobre esa premisa y que ponen muy alto el listón. Además, a los fans de la ciencia-ficción no se nos engaña con facilidad. Tenemos el paladar muy hecho a estas historias.
IO se presentaba en Netflix con la intención de conquistarnos, pero la apuesta no ha salido tal y como se esperaba. Pese al buen hacer de nuestra adorada Margaret Qualley y al esfuerzo de actores tan sensacionales como Anthony Mackie o Danny Huston, lo cierto es que la cinta va perdiéndose en lo que se antojaba premisa interesante, pero que ha terminado desarrollándose de forma decepcionante.
Sam, una adolescente, es una de las últimas supervivientes de una Tierra post-apocalíptica. Con el transbordador final programado para salir del planeta, Sam debe decidir si viajar al punto de lanzamiento y unirse al resto de la humanidad; o permanecer en la Tierra, y ser un náufrago en el único hogar que ha conocido.
Es la de IO una visión intimista de un mundo roto. Una película que, sobre el papel, va más allá de lo que solemos ver en este tipo de historias. Desgraciadamente, pronto se convierte en víctima de sí misma. La película pierde pie y se ahoga en una preocupante falta de ritmo que termina arrastrándola. Una auténtica pena…