A día de hoy, el público español conoce a Jimmy Giménez-Arnau por su asiduidad a platós de programas del corazón como tertuliano, pero hubo un día en el que el famoso rostro televisivo decidió ser un auténtico director de cine.
Remontémonos al año 1980. Por aquel entonces, Jimmy Giménez-Arnau, su matrimonio con Merry Martínez-Bordiú, nieta de Franco, suponía el espaldarazo definitivo para un joven de familia acomodada que llevaba tiempo siendo un habitual de la noche madrileña. Era uno de esos tipos con cierto magnetismo para atraer miradas gracias a su carisma, lo que le llevaría a enrolarse en el desarrollo de un largometraje centrado en una de sus aficiones de la época: la cocaína.
Efectivamente, el título no se andaba con rodeos. Cocaína nos acercaba a un aspirante a cineasta llamado El Mamón, un chaval de buena familia que se pone en plan artista y se empeña en hacer una película con el dinero de papá. Comienza así el camino de este aspirante a director que quiere hacer una filme sobre la cocaína a base de introducirse en el mundillo del tráfico y el consumo, experimentando en carne propia todos los efectos de la droga.
Efectivamente, no se intenta disimular la experiencia real a la hora de contar la película de un Jimmy Giménez-Arnau que optaba, para el papel principal, por un jovencísimo Josema Yuste, integrante de Martes y 13. Al loro, porque la cinta lucía tal que así.
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