Leonardo DiCaprio no sabe hacer películas malas. El sensacional actor ha sabido cimentar su carrera sobre personajes descomunales y películas inmensas. No se prodiga mucho, pero nunca falla. Y seguro que Diamante de sangre es uno de los mejores ejemplos de ello. Una gran película y tremendamente entretenida que hoy se nos ha antojado.
En 1999, Sierra Leona vive una terrible guerra civil. Un contrabandista (DiCaprio) especializado en la venta de piedras preciosas, cuyos beneficios sirven para financiar tanto a los rebeldes como al gobierno, conoce a un pescador nativo (Djimon Hounsou) que enterró un enorme diamante cuando trabajaba como esclavo para los rebeldes.
Edward Zwick, un tipo de nombre no demasiado conocido pero experto en sensacionales películas (Tiempos de gloria, Leyendas de Pasión, El último samurái) se sacaba de la manga, allá por el año 2006, una cinta sensacional y que hoy podemos disfrutar por cortesía de HBO Max.