Va a ser complicado que consigan empeorar el desastre de los últimos tiempos. A falta de que llegue Aquaman 2, la realidad es que el universo cinematográfico DC se está convirtiendo en un pozo sin fondo de dinero. Lo que inicialmente eran unos ambiciosos planes para plantarle cara a Marvel ha mutado en una ruina pocas veces vista antes en el mundo del cine. Pérdidas que ya han empezado a cuantificarse.
Black Adam, Shazam 2, The Flash y Blue Beetle. Un cuarteto de auténticos horrores. Más allá de la calidad de las películas, la realidad es que ni la prensa especializada, ni el gran público han tenido clemencia con los últimos cuatro filmes del universo cinematográfico DC. Para colmo hablamos de producciones bastante caras y con campañas de marketing francamente costosas, lo que se traducía en inversiones descomunales que ni de lejos han encontrado retorno.
A día de hoy, se estima que el agujero que DC ha dejado en Warner con las últimas producciones alcanza los 1.400 millones de dólares. Una auténtica barbaridad que ha colocado a Warner entre la espada y la pared. Eso todavía sin contar que Aquaman 2 llega las próximas navidades rodeada de terribles expectativas.
Desde 2025 todo cambiará. Warner y DC fichaban a James Gunn y Peter Safran para darle un cambio radical a todo. Poco o nada conservarán de lo visto hasta ahora. Se inicia una nueva era en la que más les vale remontar un poco. De lo contrario, el fin de las películas de DC está garantizado.
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