El célebre escritor Stephen King, maestro indiscutible del terror contemporáneo, ha compartido sus reflexiones sobre el cine de terror en un reciente ensayo para Variety, donde menciona las tres películas que, a lo largo de su vida, más lo han aterrorizado. Aunque King ha visto un sinfín de películas en el género, reconoce que la percepción del miedo cambia con el tiempo y depende en gran medida de la edad y las circunstancias en las que se ve cada película.
“He reflexionado mucho sobre esta pregunta, quizá más de lo que el tema -mi película de terror más aterradora- merece… pero he visto muchas películas de terror, así que quizá sea una pregunta válida”, bromea el autor. A pesar de ello, King ofrece una lista que revela lo que más le ha impactado a lo largo de su vida.
“La noche de los muertos vivientes”: la obra maestra del terror
En el primer lugar de su lista se encuentra La noche de los muertos vivientes (1968), el clásico de bajo presupuesto dirigido por George A. Romero. Aunque King admite que la película ha perdido parte de su “poder elemental” con el paso del tiempo, para él sigue siendo una de las más aterradoras que ha visto. La primera vez que la vio, quedó marcado por “el terror impotente” que sintió, un miedo que provenía del realismo y la crudeza con la que la cinta retrataba una invasión de zombis.
King destaca que uno de los elementos clave de La noche de los muertos vivientes es precisamente su falta de recursos: sin grandes efectos especiales ni actores reconocidos, la película lograba transmitir una sensación de angustia pura. Según el escritor, este aspecto le dio un carácter aún más aterrador, ya que los personajes y la trama parecían más cercanos a la realidad, lo que provocaba una conexión emocional inmediata con los espectadores.
“El proyecto de la bruja de Blair”: el terror en la sencillez
Otra película que dejó una huella imborrable en Stephen King es El proyecto de la bruja de Blair (1999), un filme que revolucionó el género del terror con su enfoque de metraje encontrado (found footage). King menciona que lo que más lo perturbó fue esa constante sensación de fatalidad que acompaña a la película, y en especial, los últimos 35 segundos, que describe como “realmente horribles”.
Para King, el éxito de esta película radica en la sencillez y austeridad con la que fue creada: sin banda sonora convencional, con actores desconocidos y efectos prácticos casi inexistentes. Esta escasez de recursos, lejos de ser una debilidad, se convirtió en una fortaleza, ya que sumergía al espectador en un ambiente de incertidumbre total, donde el miedo no era provocado por monstruos visibles, sino por la sugerencia de lo que podría estar acechando en las sombras.
“The Haunting”: el miedo en la juventud
Por último, King menciona The Haunting (1963), dirigida por Robert Wise, como la película que más lo aterrorizó cuando tenía 16 años. El filme, conocido en España como La guarida, es una adaptación de la novela The Haunting of Hill House de Shirley Jackson, y se ha convertido en un clásico del horror psicológico. A esa edad, King quedó profundamente impresionado por la atmósfera opresiva y las técnicas sutiles de terror que utilizaba la película, lo que le provocó una sensación de inquietud duradera.
King señala que el terror de The Haunting no proviene de sustos directos, sino del ambiente claustrofóbico que crea, donde el espectador nunca está seguro de lo que es real o producto de la imaginación. Este tipo de terror psicológico marcó una diferencia en su forma de entender el género, al mostrar que no siempre es necesario ver el peligro para sentir miedo.
El poder del bajo presupuesto en el cine de terror
En su ensayo, Stephen King reflexiona sobre un aspecto común entre La noche de los muertos vivientes y El proyecto de la bruja de Blair: su falta de recursos. Ambas películas lograron un impacto profundo a pesar de contar con presupuestos limitados, efectos especiales modestos y actores poco conocidos. King cree que esta simplicidad y el hecho de que el miedo surge más de lo que no se muestra que de lo explícito, les da un poder único y duradero.
Este enfoque minimalista, donde el terror se construye a partir de lo cotidiano o lo que no se ve, es algo que King ha valorado a lo largo de su carrera tanto como espectador como creador. A través de estas películas, el escritor reafirma que el verdadero miedo no siempre proviene de grandes monstruos o explosivos efectos especiales, sino de la capacidad de provocar una respuesta emocional visceral con pocos recursos.