La serie The Penguin ha dado un giro dramático en su cuarto episodio, convirtiendo la historia en una montaña rusa emocional y violenta que pone a Sofía Falcone, interpretada magistralmente por Cristin Milioti, en el centro del escenario. Mientras el personaje del Pingüino, Oz Cobb, toma un respiro de protagonismo, Sofía emerge como una figura implacable, decidida a vengarse de su familia. Este episodio no solo destaca por su trama envolvente, sino por la capacidad de Milioti de mostrar las profundidades de un personaje atormentado por la traición y la desesperación.
El episodio comienza con un flashback que nos remonta diez años atrás, cuando Oz Cobb no era más que un chófer al servicio de Sofía. La relación entre ambos se pinta con una mezcla de lealtad y traición, un juego peligroso en el que el Pingüino termina delatando a Sofía ante su padre, Carmine Falcone. Como consecuencia, Sofía es encerrada en el Asilo Arkham, acusada de asesinatos que no cometió, en un acto brutal de traición familiar que deja cicatrices profundas en su psique.
La actuación de Milioti se lleva todos los aplausos en este episodio. Sofía es presentada como un personaje cuya evolución está marcada por el dolor y el sufrimiento, pero también por la resistencia. En Arkham, soporta las peores torturas psicológicas y físicas, incluida la terapia de choque, mientras su familia sigue viviendo cómodamente. Sin embargo, este ambiente de opresión la endurece, transformándola de víctima a verdugo. En un giro irónico, es el médico de Arkham, el Dr. Julian Rush (interpretado por Theo Rossi), quien, después de causar tanto dolor, finalmente la ayuda a salir en libertad. Aunque las motivaciones del Dr. Rush no son del todo claras, Sofía sabe muy bien cómo usar su astucia para sobrevivir en un mundo de traiciones constantes.
La escena más impactante del episodio llega cuando Sofía, en el presente, asiste a una cena familiar con los Falcone. En un momento cargado de tensión, decide comer espaguetis y albóndigas con las manos, una acción que refleja su total desprecio por los códigos de su familia. Mientras les recrimina la falta de apoyo durante sus años en Arkham, anuncia un nuevo comienzo, pero no para la familia, sino solo para ella. Sofía sella su destino y el de los suyos provocando una explosión de gas que termina con la vida de casi todos los miembros de su familia, exceptuando a su primo Johnny Viti y a la pequeña Gia. La escena final, en la que pasea triunfante entre los cadáveres al ritmo de “So Long, My Love” de Sarah Vaughan, muestra el renacimiento de una mujer que ha abrazado su lado más oscuro.
Este episodio también prepara el terreno para un enfrentamiento inevitable entre Sofía y Oz Cobb. Mientras que en los primeros episodios el Pingüino parecía llevar la batuta, ahora queda claro que Sofía está dispuesta a tomar las riendas del poder en Gotham. Con la familia Falcone destruida, queda por ver si Oz será capaz de mantenerse a salvo o si será la próxima víctima en la lista de Sofía.
Los espectadores que temían que el Pingüino eclipsara a Sofía pueden estar tranquilos: este episodio demuestra que la serie tiene mucho más que ofrecer que las andanzas del carismático villano de Gotham. Sofía se ha posicionado como una fuerza imparable, y su búsqueda de venganza promete redefinir el panorama del crimen en Gotham.