Por qué a Martin Scorsese no le gusta The Sopranos

Puede que a Martin Scorsese le fascinen los bajos fondos, pero lo que no tolera es que esos fondos estén en una zona residencial con jardín y piscina. El legendario director neoyorquino, padre de títulos como Goodfellas, Casino o The Irishman, no ha escondido nunca su desprecio hacia The Sopranos, la serie de culto creada por David Chase. ¿El motivo? Los árboles. Literalmente.

En una entrevista para Sight & Sound, Scorsese fue claro como un disparo en la nuca:
“Vi un episodio y no me identifiqué. ¿Viven en Nueva Jersey en casas enormes? No lo entiendo.”
Para él, el crimen organizado es cosa de ciudad. Más concretamente, de esquinas sucias, callejones oscuros y edificios de ladrillo de Little Italy, donde creció viendo a tipos de verdad haciendo cosas de verdad. En cambio, los gánsteres de Chase cenan pasta con albóndigas en mansiones de los suburbios, rodeados de árboles, niños y lenguaje soez. Una mezcla que a Scorsese le suena tan artificial como una pizza con piña.

David Chase, lejos de tomárselo mal, lo explicó recientemente en el pódcast It Happened in Hollywood. Según él, todo se reduce a una diferencia cultural: Scorsese retrató lo que conocía –el hampa neoyorquina clásica– y él hizo lo mismo con su experiencia en Nueva Jersey, donde también había ramas del crimen organizado, aunque más discretas, más modernas y, sí, más ajardinadas.

Eso sí, Chase no se resiste a soltar su dardo:
“Marty dijo ‘No lo entiendo, hay demasiados árboles y mierdas’.”
A lo que muchos podrían responder con ironía: ¿Y las escenas de Goodfellas rodadas en Fort Lee y New Rochelle, donde también hay arbolitos, qué?

La contradicción es sabrosa. En Goodfellas, Scorsese no dudó en filmar en zonas residenciales y con césped, aunque solo cuando el guion requería fingir una vida “normal”. Para él, la violencia y el crimen deben quedarse en el asfalto urbano, mientras que los suburbios son un decorado impostado que nunca podrá representar la esencia de la mafia.

Por si fuera poco, Scorsese también criticó el uso del lenguaje en la serie:
“¿Decir tacos delante de los hijos, en la mesa? Yo no crecí así.”
Una frase que suena más a abuelo escandalizado que a autor de algunas de las películas más sangrientas del cine moderno. ¿Estaremos ante un caso de celos disfrazado de purismo narrativo?

La ironía final es que The Sopranos bebió directamente de Scorsese. Chase no solo se inspiró en Goodfellas, sino que fichó a 27 actores de la película, incluyendo a Lorraine Bracco (Melfi), Michael Imperioli (Chrissy) y Tony Sirico (Paulie). Así que es legítimo preguntarse si lo que realmente molesta a Scorsese es que una serie basada en su legado haya conquistado la televisión con árboles, tacos y premios Emmy (21, para ser exactos).

Mientras tanto, Scorsese acabaría rodando Boardwalk Empire en… ¡sorpresa! Nueva Jersey. No en los suburbios, vale, pero sí con esa atmósfera de casino costero con árboles al fondo que tanto le desagrada. Ironías del destino o vueltas que da la vida cuando el crimen organizado se muda del Bronx a los jardines con aspersores.

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